El ladrillo está pasado de moda, bienvenidos a la Bioconstrucción.
No es algo que deba extrañarnos, pues las fibras vegetales constituyen uno de los materiales constructivos más viejos en la historia de la humanidad. Con todo, la posibilidad de construir un edificio con paquetes no es tan remota, pues las primeras empacadoras que posibilitaban la existencia de paquetes apropiados para llevar a cabo este tipo de predios se remontan a finales del 1800.
A modo de grandes ladrillos ligeros, los paquetes de paja se fueron utilizando para realizar algunas construcciones en EE.UU., un sistema de construcción que fue exportado durante el segundo tercio del siglo XX a algunos países europeos, principalmente Alemania y secundariamente Francia. Países en los que en la actualidad existen varios miles de estos tipos de edificaciones, destinadas a varios usos.
En España, sin embargo, estas técnicas constructivas no están muy extendidas, y apenas se contabilizan una centena de edificaciones de este tipo, distribuidas por todas las CC.AA. En Castilla y León, que resulta la región autónoma más extensa, y que destina un porcentaje muy importante de sus suelos al cultivo de cereales, las construcciones con paquetes de paja son muy escasas.
Pero, ¿por qué utilizar paquetes de paja en la construcción?
Algunas de las ventajas en la utilización de este material en la construcción son:
Material que se puede conseguir en la propia localidad donde se desea ejecutar el proyecto, en muchos casos en la misma explotación agrícola
Técnica de construcción muy sencilla, que permite cierta flexibilidad
Excelente aislante acústico y térmico
Resultan edificios sanos, pues generan ambientes muy saludables (niveles de humedad y temperatura propicios para el hombre)
Material ligero de fácil manipulación
Material que combina muy bien con otros utilizados ampliamente en el medio rural, como son la madera o el barro
Material biodegradable
Precio muy competitivo en relación a otras opciones
